Doctor José Rodríguez, ex rector UNAB: Derrochando energía

Facultad de Ingeniería 27 mayo, 2021

Por Eliette Angel V.


José Rodríguez Pérez salió a “mirar el mundo” cuando tenía 13 años. En 1967, viajó mil kilómetros hacia el norte -desde Osorno rumbo a Valparaíso- para estudiar el técnico electrónico en la Escuela Experimental José Miguel Carrera, dependiente de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM). “Fue bastante prematuro, pero yo quería tener libertad”, recuerda el doctor Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas 2014 y Director del Centro de Transformación de la Energía de la UNAB, por nombrar un par de sus muchos premios y cargos.

En su decisión, pesó su abuela materna. “Era muy visionaria, siempre me apoyó mucho. Yo era medio rebelde, y me aconsejaba: ‘Tienes que hacerle caso a tus padres’. Un día me dijo: ‘¿Quieres irte a vivir solo? Hazlo, yo te apoyo’. Fue la mujer que hizo las movidas clave en mi vida”, comenta el doctor Rodríguez. Y añade: “Creo que siempre me ha estado protegiendo. Cuando vino el golpe militar en el ‘73 a muchos compañeros míos se los llevaron y a mí no me pasó nada”.

Y así Rodríguez partió un camino que ni siquiera sospechaba. Cuando terminó el liceo a los 17 años quiso empezar a trabajar. Pero su mamá le dijo: ‘¡Estás muy chico, tienes que seguir estudiando!’. “Y bueno, por obedecerle a mi mamá saqué la ingeniería civil eléctrica y luego me fui a doctorar a Alemania. Ahí me embalé”, cuenta el ex rector de la UNAB (2015-2019) y de la USM (2006-2014).

Porque claro, apenas terminó la ingeniería en 1977, el doctor Rodríguez empezó su camino como docente en el Departamento de Electricidad de la misma USM. “En esa época no estaba tan claro que había que investigar. Al principio el oficio del profesor universitario era hacer clases”, reflexiona.

En ese camino de la docencia tuvo un mentor, el profesor Leopoldo Silva (fallecido a principios de 2018). “De él aprendí cómo hacer clases, era un docente extraordinario y para mí fue un privilegio ser su alumno”, comenta. Mientras que del profesor Sergio Zanetta aprendió lo que era investigar.

“Vi que había otra faceta, que era crear conocimiento, y eso me llamó la atención. Viendo lo que él hacía, me atreví a proponer ideas y teorías propias en investigación”, acota.

Willkommen in Deutschland

Control de la energía es la línea de investigación principal del doctor Rodríguez. Resulta que para usar la energía, hay que transformarla y controlarla. Un ejemplo: en un generador eólico, el viento tiene fuerza, y eso mueve un aspa, la cual tiene energía cinética giratoria, y esa energía hay que convertirla en electricidad. “El proceso de cómo se transforma la energía mecánica en electricidad, esa es mi especialidad”, explica el doctor Rodríguez. Y también el proceso al revés: cómo la energía eléctrica se transforma en movimiento, tal como lo que ocurre en un auto eléctrico. “Tienes energía eléctrica en la batería en la forma de voltaje y corriente continua, y hay que transformarla en movimiento en un motor eléctrico. Entonces, qué hago yo, escribo ecuaciones para controlar los motores, o para transformar la energía”, añade.

Y claro, en los tiempos que él estudiaba en Valparaíso no se sabía cómo controlar esas máquinas de corriente eléctrica alterna. “Era el gran desafío en ingeniería eléctrica”, comenta Rodríguez, quien parte para Alemania a hacer su doctorado, país con gran tradición en esa disciplina y con estrechos vínculos con la USM (su primer rector, en 1931, fue el alemán Karl Laudien).

“Esos tres años en Alemania fueron una experiencia muy grata; es mi segunda patria”, comenta Rodríguez, quien cursó sus estudios completamente en alemán (entre 1982 y 1985). “Creo que tengo alguna facilidad para los idiomas”, dice con su habitual modestia. En su segundo colegio (el primero era una casa con dos piezas para los alumnos), aprendería francés y luego sumaría el inglés.

En Alemania, al investigador que supervisa a un estudiante de doctorado, se le dice “padre doctoral” (doktorvater). El doctor Rodríguez ríe de buena gana cuando piensa que en sus 40 años de carrera ya tiene nietos académicos. “Tengo alumnos míos de los cuales fui doktorvater. Ellos, a su vez, fueron doktorvater y graduaron a otras personas, y yo trabajo con esas otras personas. ¡Soy abuelo de ellos! De verdad que estoy fascinado porque estoy trabajando con personas jóvenes”, dice el ingeniero, que en su vida personal tiene cuatro nietos ‘de verdad’ (está casado y tiene dos hijos).

A su regreso a Chile empieza a cimentar su productiva vida académica, que incluye una decena de capítulos de libros y más de 500 publicaciones en conferencias y revistas. Pero más allá del número, quizás lo más relevante es que esas publicaciones son ampliamente utilizadas -citadas por otros investigadores alrededor del mundo- para crear nuevo conocimiento. De hecho, en 2013, el doctor Rodríguez fue el autor más citado en el mundo en todas las áreas de la ingeniería, según Microsoft Academic. En 2014 se convirtió en el primer chileno en formar parte del listado de los investigadores más citados del mundo (Highly Cited Researchers) del Web of Science. Realizado por Clarivate Analytics, este ranking selecciona el 1% de las investigaciones más citadas de diversas áreas del conocimiento. El doctor Rodríguez ha sido parte de este selecto grupo desde entonces.

Vida paralela

“Objetivamente, considero que me ha ido bien. Los números están a la vista, los resultados, la cantidad de publicaciones, y todas esas cosas que se manejan en la cienciometría”, comenta el ingeniero.

Pero más que destacar esos logros, lo que desea relevar es que su carrera ha sido realizada completamente en Chile (con el “paréntesis” de tres años de Alemania). Dice que la clave de su éxito ha sido trabajar junto a jóvenes talentos chilenos.

También agradece el financiamiento, especialmente al Fondecyt de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), que define como “la joya de la corona de la investigación en Chile” (ha liderado unos 13 de estos proyectos, además de 3 Fondef y el Centro Avanzado para la Ingeniería Eléctrica y Electrónica). “Si no hubiera sido por Conicyt-Anid y todos sus programas de apoyo a la investigación, jamás podría haber alcanzado los resultados obtenidos. Creo que en general existe talento para criticar las cosas. Pero pocas veces para agradecer”, recalca.  “Por ello nunca me cansaré de agradecer a ANID el apoyo a mi trabajo”.

Y si bien el doctor Rodríguez apostó por su país para desarrollar su carrera, también posee una potente red de colaboración en el extranjero. “Saco resultados con mis socios que tienen laboratorios y recursos que te los encargo”, cuenta. Colabora con Alemania, Francia, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos e Irán, “que son buenísimos en ingeniería eléctrica”, acota. Además, es profesor invitado de dos universidades de China y profesor honorario de dos más. Considera al gigante asiático como “la nueva gran superpotencia científica mundial” y entrega un dato de memoria, como habitualmente lo hace: el 40% de los primeros autores de las publicaciones en la revista electrónica de potencia más prestigiosa del mundo (del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Estados Unidos o IEEE) son chinos; luego viene EE.UU. con 8.5% e India con 8.1%.

Por eso, es aún más curioso que sea uno de los autores más citados en su área. “Es absolutamente atípico porque Chile no tiene la tradición científica de otros países. Al principio parecía como un tipo medio exótico, un gallo chileno, Rodríguez y más encima Pérez, bien sudaca”, dice entre risas.

Mejor aún, su línea de investigación, control de la energía, ha tomado gran relevancia por su uso en las energías renovables y en los autos eléctricos.

“Tenemos el problema del calentamiento global y la acción más importante que puede hacer la humanidad en este momento para combatirlo es la transición energética de los combustibles fósiles a electricidad, que hoy es un 30% de toda la energía que se mueve en el mundo, pero en 30 años más va a ser el 70%. Todo va a ser eléctrico, empezando por los autos, ya no cabe duda de eso. Y las fuentes de energía van a ser de energía renovable. Hoy día el tema energético ha adquirido una relevancia que jamás soñé, de pura casualidad me encontré con esta situación”, opina el investigador, quien tiene entre sus planes comprarse un auto eléctrico.

En paralelo a su faceta de investigador, el doctor Rodríguez también se ha dedicado a la gestión, como director de departamentos, vicerrector académico y así hasta llegar a la máxima autoridad, Rector, y más aún, de dos universidades: USM y UNAB. “Tuve la gran suerte, fundamentalmente por el apoyo de mi familia, que pude tener una vida paralela, hacer gestión, pero manteniendo siempre una llamita dedicada a la investigación”, opina este amante de la música de Cat Stevens, del The Economist (publicación semanal británica) y de trotar. Regularmente, y pese a su artrosis en las rodillas, trota 40 minutos por el borde costero de Viña del Mar, ciudad donde reside. “Hace 50 años que tengo el mismo peso”, comenta levantando sus brazos en señal de victoria.

Más allá de la energía: Inteligencia artificial

El doctor Rodríguez se define a sí mismo como una persona observadora y curiosa. Y en 1996 ocurrió algo que le llamó la atención: el computador IBM Deep Blue derrotó en una partida al gran maestro de ajedrez Garry Kaspárov. “Después apareció una empresa de Inteligencia Artificial (IA) que trabajaba con redes neuronales, agarró un computador y le dijo: ‘Ahí tiene las reglas, entrénese usted mismo por un par de horas’. Cuando lo pusieron a competir con el otro computador, el de IA le ganó 27 y las otras 73 fueron empate”, recuerda el ingeniero. Hoy, la IA forma parte de las redes sociales, de las empresas de delivery y de cuanto uno se imagine.

Y agrega: “La IA es un tsunami que te impacta toda la vida. Me quedé helado cuando empecé a ver el peso que están agarrando temas como la IA, Big Data, Data Analytics y su enorme capacidad”. Por eso resultó natural que el doctor Rodríguez asumiera como coordinador técnico de una veintena de expertos que, junto a parlamentarios de la Comisión Desafíos Futuro, le presentaron al Presidente Sebastián Piñera el documento “Inteligencia Artificial para Chile: La Urgencia de Desarrollar una Estrategia”, en septiembre de 2019.  Esta iniciativa sentó las bases de la Política de Inteligencia Artificial, un esfuerzo colaborativo que ahora lidera el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, y que pronto debiese ver la luz (acá, el borrador de la política).

“Con el avance de la IA, hay muchas profesiones que se van a perder, y otras se van a crear. Como país tenemos la posibilidad de ponernos del lado de los perdedores o de los ganadores, ¿dónde queremos estar? Bueno, para eso debe haber una estrategia país, si no nos ponemos una meta, nunca la vamos a alcanzar porque no vamos a trabajar para llegar a ella. Y de todos los países que vimos, la estrategia o política de IA es liderada por el Presidente o el rey. No por un grupo de académicos, no por una universidad”, dice categórico.

Y bueno, ¿en qué va su propia línea de investigación? Un buen día, hace unos 15 años, el doctor Rodríguez se preguntó por qué estaban repitiendo la misma teoría de control de máquinas eléctricas que se desarrolló hace más de 50 años, cuando no existían computadores, pero ahora con ellos. “Se me iluminó la ampolleta y pensé: ‘Los computadores permiten hacer cosas distintas’. Y ahí partí”, cuenta. Así empezó a desarrollar una nueva técnica llamada ‘Control predictivo en electrónica de potencia’, con otro tipo de ecuaciones para hacer el proceso de transformación de energía. “Al principio nadie me consideraba muy seriamente, pero yo quería ver si funcionaba, y efectivamente lo hace. Me gasté como siete años en eso”, agrega.

Hay una dosis de exageración en sus palabras porque en 2007, cuando realizó su primera publicación sobre su control predictivo, ganó el premio al mejor paper en una revista de Estados Unidos. Lo mismo ocurrió en 2010 cuando presentó ‘cómo controlar mediante control predictivo el torque’ que se usa para mover una máquina eléctrica (aunque su publicación más famosa es de 2002, la que ha sido la más citada en los 60 años de la revista de Electrónica Industrial del prestigioso IEEE).

“Ahora estoy desarrollando comparaciones duras y tratando de encontrar nichos en los cuales esta técnica pueda superar al control clásico, que ya es muy bueno. Cuento corto, me ha ido bien. Ya veo al final una lucecita porque el control predictivo está empezando a ser mirado con interés, en particular, por la industria automotriz”, relata.

Y concluye diciendo: “¿Cuál es mi aspiración? Que el día de mañana, si veo un auto eléctrico en la calle diga ‘funcionando con control predictivo’, así como los computadores que dicen Intel inside. Pero falta todavía tiempo. Al final, uno investiga para que las teorías se apliquen, no para que queden en el puro paper. Creo que voy a gastar en este tema el resto de cuerda que me queda como investigador”.